¡Qué difícil me resulta escribir en estos momentos sobre Scotty, mi perro! Un torbellino de recuerdos invade mi mente impdiéndome llenar unas líneas sobre lo que fue su vida y lo que representó para mí, pero ... deseo dejar constancia en estas páginas de un vida plena, más humana que la de muchos humanos, más feliz que incluso la de su dueño. Scotty para mí fue mi mejor amigo, compañero atento de confidencias y leal hasta estar dispuesto a morir por defender de cualquier peligro a cada uno de su familia. Para él nosotros éramos su familia, sus iguales , cuya misión era la de guardián . Nunca pidió nada, supo esperar pacientemente nuestras ausencias, aguantar los juegos, a veces crueles, de los niños con alegría , y solidarizarse con los problemas familiares de cada miembro sentándose a su lado el tiempo sin reloj que fuese preciso.
Hay un vacío en la casa, una ausencia flotando en nuestras conversaciones y una tristeza cada vez que me topo con su cama, o su cuenco de comida. Actos mil veces repetidos carecen ahora de sentido, como preparar su comida en mi plato con las sobras del almuerzo, o el recibimiento , siempre alegre, cuando volvía del trabajo en el hospital.
Muchas lecciones me dio Scotty, pero su muerte fue el corolario. En mis brazos, hablándole en euskera para tranquilzarle un poco más en la seguridad que sentía de que nada malo iba a sucederle, agobiado por la disnea provocada por la insufciencia cardiaca y la ascitis del fallo renal y hepático, jadeó sus últimos suspiros mientras el veterinario le inyectaba ketamina primero y una dosis letal de barbitúricos a los cinco minutos notando mis caricias en su pecho , lomo y cuello. Sentí cómo tras unos latidos arrítmicos el corazón se fue parando lentamente ... dulcemente... mientras se me nublaba la vista por unas lágrimas que pugnaban por salir. Elena no quiso presenciar los últimos momentos de su vida y llorando abiertamente esperó en la acera fría de la noche del día 14 de enero de 2008.
Scotty tenía diecisiete años. Y tuvo, creo, una vida feliz.
Ahora vive en mi memoria. De donde se irá cuando llegue mi hora, hermanados .
miércoles, 16 de enero de 2008
sábado, 5 de enero de 2008
Me han dado las uvas
Para quienes deseamos una sociedad pacífica, fraternal y justa el año 2007 no ha sido un buen año. España ha vivido no solo la irracionalidad de ETA, sino la de la derecha política y sus organizaciones paralelas, como la Iglesia Católica. Todo parece orquestado para que la confrorntación social crezca y barra la débil democracia actual, para que el caos se instaure de nuevo, como en el año 1936, y aparezcan de nuevo los uniformes negros y azules y las sotanas fanáticas ofreciéndose como salvadores del caos que ellos mismos han fomentado. Ante este negro panorama una lucecita esperanzadora alumbra mi pensamiento al considerar a la presente sociedad española mucho más madura, más culta y tolerante, que la de aquellos infaustos años, y sepa reaccionar a tiempo ante la camapaña fascista que la inunda.Esperanza esperanzadora en una sociedad más democrática.
Los obispos católicos convocaron hace unos días una manifestación en Madrid bajo el lema "por la familia" que lejos de una llamada a la concordia y paz social fue un mitin político ,desfasado, contra el gobierno socialista, aunque más bien lo fuera contra la misma democracia. El obispo de Valencia, García-Gascó, leyó un panfleto advirtiendo sobre la "disolución de la democracia". Las consignas contra el divorcio, el matrimonio homsexual, el aborto, la educación de la juventud en la tolerancia y democracia, etc, habituales temas en esta organización religiosa, han sido oídas muchas veces... y desoídas tantas veces, que poca influencia social parecen tener. Desde siempre los obispos han utilizado los púlpitos de sus iglesias para aleccionar a sus fieles en las ideas que consideran necesarias, pero el abandono de las iglesias por una cada vez mayor parte de la sociedad española les ha debido de llevar a considerar que mejor la calle, que es de todos, afirmo, que sus abandonados templos.
Lejos de pensar en las razones de este abandono, los obispos, insisten en sus mesajes antidlivianos, en sus mentiras teológicas, y en su organización social autoritaria. Claro , que pedir a una organización antidemocrática en su estructura y organización como es el Iglesia Católica, es como pedir peras al olmo. Añoran los obispos la situación de privilegio que tuvieron durante la dictadura, en la que decidían sobre los más mínimos comportamientos indivuales y sociales de los españoles, pero los tiempos van cambiando y ellos no lo acaban de asumir .
No me importaría mucho el mensaje ultramontano de los obispos sino estuviera includio en el de la derecha española. La derecha española , antidemocrática y fascista, no es como las demás derechas de Europa, nunca asumió la democracia como sistema político, y este rasgo definitorio sí me alarma, porque esta democracia española tan sui generis a pesar de su endeblez es la úncia que por hoy tenemos y esta gente trabaja en su destrucción.
Sí, los obispos me han dado las uvas, y han empañado mi petición de paz y felicidad para el año 2008 para todos, independientemente de sus creencias religiosas y afinidades políticas.
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