sábado, 25 de julio de 2009

SE ROMPE EL DIÁLOGO SOCIAL.

El presidente Rodriguez Zapatero convocó a empresarios (CEOE) y sindicatos (UGT y CC.OO) para que ambas partes del mundo laboral llegasen a un "acuerdo" amistoso ante la grave crisis económica española y mundial. La CEOE entendió el encuentro como la mejor ocasión para imponer sus tesis capitalistas a los representantes sindicales y al mismo gobierno. La rigidez de sus propuestas y la negativa a que fueran debatidas llevó al fracaso, en esta ocasión porque habrá otras, el llamado "diálogo social".
El despido libre y la rebaja de un 5% en las cotizacione empresariales a la Seguridad Social, han sido los puntos estrellas de la parte empresarial. Medidas que pondrían el mercado laboral en manos exclusivas del empresariado y facilitaría la quiebra de las pensiones del futuro cercano. El gobierno socialista no admitió la negativa de la CEOE a que fueran negociadas. Y cada uno a su casa.
La CEOE se siente fuerte. Conoce la necesidad de Rodriguez Zapatero de medidas prácticas que favorezcan la creación de empleo, y este aspecto sólo puede hacerse realidad contando con los empleadores, los capitalistas de la CEOE. Como también sabe de la ambigüedad y debilidad personal de Rodriguez Zapatero, un líder muy sensible a las presiones externas de los círculos económicos capitalistas. Fuerte y segura está la CEOE de que el presidente socialista les volverá a convocar y entonces sí que aceptará buena parte de su propuesta.
Los sindicatos UGT y CC.OO hace años que asumieron complacientes el nimio papel que el capitalismo liberal les ha ofrecido en el mundo laboral. A lo largo del tiempo han ido aceptando el marco capitalista en el mundo laboral, quedando para ellos parcelas cada vez menos decisivas y muchas veces marginales que para nada puedan alterar el señalado marco.
El gobierno de Rodriguez Zapatero ni sabe cómo afrontar la crisis ni siente la misma fuerza que la CEOE para imponer sus tesis. Porque no debemos olvidar que es misión del gobierno socialista encargarse de pilotar la salida de la crisis económica y no contentarse con una especie de papel arbitral entre las partes, impropio de quien debe tener como su misión fundamental gobernra para todos los españoles.
Esta Mesa del Diálogo Social nunca debéría haber tenido un carácter deliberativo sino meramente informativo a las partes del mundo laboral de las medidas económicas adoptadas por el gobierno. Guste o no a empresarios y sindicatos. Hay ocasiones, y ésta es una de ellas, en que el ciudadano debe sentir que hay un gobierno que gobierna y que apoya a la parte más débil, el trabajador, y no que tiene un presidente despistado y carente de liderazgo para enfrentarse a los causantes de la crisis económica, los financierosn, los banqueros y los empresarios.

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