sábado, 1 de marzo de 2008

DUDAS SOBRE LA EFICACIA DE LOS ANTIDEPRESIVOS.

El diario Público (27/02/08) publicó un artículo de Ainhoa Iriberri, "Antidepresivos . Eficacia cuestionada", que no debería pasar desapercibido para los profesionales de la salud y sus pacientes depresivos por la relevancia de su contenido.
El estudio , más específicamente un metaanálisis, realizado por Irving Kirsch, profesor de Psicología de la Universidad de Hull (Gran Bretaña), concluye que en las depresiones leves y moderadas los nuevos antidepresivos ,tipo fluoxetina, no obtienen mejores resultados que el placebo.
Esta conclusión debería bastar para poner en cuarentena a un fármaco tan popular como el Prozac ys sus derivados, en los que los españoles gastaron en el último año 213 millones de euros.
El trabajo de Kirsch pone el dedo en la llaga sobre la metodología seguida por las Agencias Estatales de Autorización de Fármacos cuando deciden aprobar el uso público de determinado fármaco, y la sospecha de ciertas irregularidades e intereses económicos entre los laboratorios investigadores y las Agencias Estatales planea sobre el artículo .
Así Kirsch y sus colaboradores analizaron "todos" los ensayos clínicos recopilados por la FAD (Agencia estadounidense encargada de autorizar un fármaco, y quizás la más importante e influyente del mundo) , obligándose a descartar algunos por razones "metodológicas" quedando treinta y cinco como objeto del análisis . ¿Cómo es posible que la FAD aceptase como buenos los ensayos que Kirsch rechazó?. Primera duda.
Kirsch utilizó la conocida escala de Hamilton de eficacia farmacológica para antidepresivos, y cuando analizó estadísticamente los resultados saltó la sorpresa : en las depresiones leves y moderadas la eficacia de los fluoxetina y derivados era semejante al placebo.
Es decir, no eran útiles para el fin pretendido. Segunda duda, ¿ la FAD y las demás Agencias Estatales no detectaron esta inutilidad?. Mas estos antidepresivos tenían una larguísima lista de efectos secundarios y reacciones adversas que por supuesto la sacarosa (el placebo utilizado) no tenía.
Sí , parece, que en las depresiones graves la fluoxetina obtenía un ligero porcentaje de eficacia mayor que el placebo. Tercera duda, ¿merece la pena administrar este antidepresivo con sus efectos secundarios , reacciones adversas y contraindicaciones, para lograr tan raquíicos resultados de eficacia?
Tres dudas que nos llevan a pensar : ¿alguna vez fueron útiles estos antidepresivos?, entonces, ¿ por qué se aprobó su aplicación?, ¿se retirarán del mercado?
Aconsejo que vuele libremente la imaginación del lector antes de responder a estas preguntas, y que no tenga miedo a componer asociaciones de todo tipo, por muy disparatadas que le parezacn, porque quizás se explique las oscuras relaciones existentes entre las empresas farmacéuticas y ciertos poderes económicos estatales.
Sorprenden las respuestas de Alberto Fernández Liria, coordinador de Salud Mental del Area 3 de Madrid, a las preguntas de la periodista sobre el asunto que tratamos.
Considerándolo una autoridad en Salud Mental llama la atención su escepticismo sobre la metodología existente para evaluar la eficacia de cualquier antidepresivo. Es una duda que pone en solfa no sólo los trabajos clínicos existentes sino los del futuro, sumiendo a médicos y pacientes en un estado de indefensión ante cualquier nuevo fármaco que pueda aliviar la depresión.
Quizás habría que definir qué es la depresión, ó , ante su dificultad al menos qué se entiende por estado depresivo, y por qué un placebo puede tener una alta eficacia en su tratamiento, y qué tipo de placebo parece poseer tal cualidad, porque ¿todos los placebos actúan con igual eficacia?.
Fernández Liria afirma que los psiquiatras ya sabían, desde hace mucho tiempo, que el placebo producía una alta remisión de la sintomatología depresiva. Achacando esta eficacia a que al recetarlo el acto médico no se limitaba a la pastilla en sí, sino que en él incidían "ingredientes activos de la psicoterapia". La psicoterapia parece ser el mejor remedio para la depresión. Y quizás tenga razón. El intercambio interpersonal entre médico y paciente, la atención personalizada, y demás prácticas psicoterapéuticas habituales, parecen ser mucho más eficaces que la mera administración de una fármaco determinado.
Dado por bueno lo anterior, ¿en la administración de un antidepresivo (fluoxetina) no interviene ninguno de los ingredientes de la psicoterapia, y sí en el placebo?, ¿acaso cuando el médico le receta al paciente depresivo un nuevo fármaco que en USA ha hecho milagros, no está condicionando el resultado de la terapéutica?, ¿no es eso también psicoterapia?.
Miguel Gutiérrez, catedrático de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco, va más allá en sus declaraciones a la periodista. Afirma que los ensayos clínicos realizados en USA se hicieron sobre "pacientes profesionalizados", "que cobran por participar en el ensayo clínico, ya que al existir Seguridad Social en EE.UU, han de recurrir a ellos para ser tratados de sus dolencias", lo que , evidentemente, condiciona el resultado.
A veces se expresn afirmaciones que lejos de tranquilizar al paciente le sume aún más en un mar de dudas. Porque de tomarse como cierta esta aseveración se pondría en tela de juicio todo ensayo clínico proviniente de USA, ¿ debemos tomarlo así?. Dejemos una línea en blanco para que el lector exponga su opinión.
Sigue Miguel Gutiérrez desalentando al potencial paciente depresivo :"en las depresiones leves podrían funcionar otras alternativas pero apela a la falta de tiempo de los médicos para justificar la prescripción de antidepresivos".
Hagamos un alto, descansemos y miremos el desolador paisaje que se nos ofrece. ¿ Quiere decir que los psiquiatras españoles recetan antidepresivos, sabiendo su dudosa eficacia, por la razón de que la Seguridad Social no permite dedicar al paciente el tiempo preciso?. Estamos hablando de 24 millones de cajas de antidepresivos recetadas en España entre noviembre de 2006 y noviembre de 2007, equivalente a 213 millones de euros.
José Antonio Sacristán, director médico del laboratorio Lilly, laboratorio creador de la fluoxetina (Prozac), expone en el mismo artículo una reflexión que bien pudiera servir como epílogo, "el trabajo induce a confusión". Confusión para el paciente , me digo. No para la empresa farmacéutica. Y da como razón de "peso" el hecho de que todas las Agencias de Autorización de Fármacos han aprobado la eficacia del fármaco. Si nos encontrásemos en un escenario cándido y transparente valdría este "peso", pero como el trabajo de Kirsch demuestra , nada de eso sucede.
Hasta la doctora Tania Huedo-Medina, colaboradora de Irving Kirsch en el estudio, ante la pregunta de la periodista por la razón por la cuál estos medicamentos han pasado las trabas de las Agencias de Autorización de Fármacos, responde, vagamente, "no sabría valorarlo". Respuesta increíble en una investigadora que ha sido capaz de descubrir un monumental fraude.
El trabajo de Kirsch abre, como decía antes, un mundo de dudas al paciente depresivo, pero, ¿qué es la depresión?

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