sábado, 25 de agosto de 2007

SOBRE EL CÁNCER.1

Todas la células ,animales y vegetales, tienen un ciclo vital, una especie de esperanza de vida, determinado genéticamente. Se conoce como apoptosis. Fenómeno natural que limita el número de reproducciones celulares antes de autodestruirse. Los trabajos sobre esta observación natural tratan de modificar la composición proteínica nuclear para impedir esa especie de suicidio celular, cuya más inmediata aplicación sería concebir a la vejez como una ptología solucionable, y que el cáncer sea tratado como una patología más, sin su carácter mortal y definitivo.
La apoptosis es la fecha de caducidad de las células y es independiente de los factores externos, o ambientales, aunque estos, indudablemente, puedan acelerar el proceso. Las células no son eternas, tienen un ciclo vital marcado genéticamente. Principio que nos ha de iluminar sobre la caducidad de nuestras vidas.
Se entiende el cáncer como una modificación genética del núcleo celular que permite a la célula dividirse sin contro, "alocadamente", alterando el ciclo apoptósico, e invadiendo y transmitiendo su modificación o mutación a la células vecinas sanas. Las razones por las cuáles una céula sufre esa modificación cancerígena sigue siendo una incógnita . Sabemos de la influencia de la genética en la predisposición al proceso, de la influencia medio-ambiental, etc, peor no se conoce con excactitud el proceso.
El esquema tradicional patogenético : invasor+virulencia+estado de recepción del huésped ; no parece aplicable ene ste caso, a pesar d ehaber sido utilizado conceptualmente durante años, porque el problema no es exterior, sino del mismo receptor o huésped, que sufre un "motín" o "desobediencia" de un grupo celular y su sistema inmunológico no es capaz de "reconocerlo", y por ende atacralo, permitiendo al grupo celular una reproducción descontrolada que termianrá por agotarlo y matarlo.
¿Pero qué es el sistema inmunológico?
Se define como un sistema de control y defensa de todo tipo de alteraciones, internas y externas, que pueda poner en peligro la vida de un organismo. Su existencia y eficacia está genéticamente señalada, pero que puede modificarse por los repetidas agresiones exteriores, como si se tratase de un "cansancio general" ante tanta respuesta defensiva a lo largo del tiempo. En esa permanente batalla del sistema inmunológico contra la agresión exterior (virus, bacterias, todo tipo de toxicidades, etc) e interior (autocontrol de las enfermedades autónomas o cáncer) llega el momento de la claudicación, y entonces se manifiestan las enfermedades más o menos graves. En las poco agresivas el sistema inmunológico es capaz de rehacerse y contraatacar. En las graves, su fallo es tan importante que puede o no tner tiempo para recuperarse o declararse vencido.

La célula cancerígena es, pues, una cñelula más de organismo que se ha ido del control inmunológico. Por eso siempre el cáncer es multicéntrico.

Los problemas de la quimioterapia es que afecta a las céulas cancerígenas sí, pero también lesionan a otros grupos celulares de órganos sanos. Y la radioterapia , mata el tumor, lo "quema", haciendo lo mismo con las células sanas de los alrededores.
El reto de la quimio y radioterapia es ser cada vez más selectivos en su acción. Se han conseguido grandes avances, pero hay mucho por recorrer.

Una dieta que no contenga ningún factor potencialmente cancerígeno es imposible en el mundo occidental actual. La verdad es que no sabemos lo que comemos. Desconocemos el origen, producción, mantenimiento y distribución , de todo lo que comemos y bebemos. Y lo que es más grave, no podemos controlarlo, aún en el supuesto en que lleguemos a vislumbrar alguna alteración. En esta concepción teórica el ecologismo sería más que una "manía" de algunas personas u organizaciones, una auténtico pensamiento y filosofía prácticas con consecuencias sobre nuestras vidas y medio ambiente. Una nueva concepción teórica de relación del hombre con la naturaleza. que además implicaría la modificación de la actual economía y relaciones entre los pueblos del planeta.
Caminamos por una vía peligrosa para la humanidad, nos hemos asomado al acantilado del desastre natural y no queremos aceptar lo que nuestros ojos presentan.
Un ejemplo , muy pequeño pero claro, de las influencias exteriores dañinas en nuestro sistema inmunológico es la presencia de dioxina, o del látex también, en nuestras vidas. Cada vez es más difícil encontrar líquidos envasados en cristal. Y la dioxina, como todos los productos organoclorados, son potencialmente cancerígenos. Como lo son muchos de los conservantes que contienen los alimentos que tomamos a diario, los colorantes de las bebidas, y las mismas fibras textiles de las ropas que usamos.
Un caos. Del que no parece bastar ser consciente de su existencia, porque es imposible salir de él.

No creo que existan "espíritus cancerígenos", ni que el cáncer sea una enfermedad de la mente. Es una enfermedad tan "humana" que es consustancial a nuestro código genético. Es tan nuestra que vive con nostros desde que nacemos en nuestro cuerpo.
Si aceptásemos al cáncer como enfermedad del espíritu saldrían por ahí los vividores de siempre diciendo que un "espíritu maligno" ha poseído al enfermo de cáncer. Sería un castigo de cualquier dios. Y su cura consistiría en exorcismos y rituales.
He conocido a muchos enfermos de cáncer, y todos han tenido una actitud positiva ante su presencia. Saben su gravedad, un miedo cerval los coarta en todas las actividades cotidianas, pero confían con todas sus fuerzas en que su problema s epueda resolver con la medicina actual.,
Dependiendo del nivel cultural he conocido algunos casos que me impresionaron por la aceptación de un fin próximo con una resignación que me llegó muy adentro.
Mientras el médico les diga que se puede resolver su problema con este medio o aquel otro confían ciegamente en su palabra, mas ayudándose de un amyor acercamiento al mundo religioso, como intentando configurar su existencia globalmente, atender al cuerpo y al espíritua, solicitando ayuda a lo desconocido ante el fin de la vida. Pero en los últimos días, todos, tienen una profunda aceptación de fatal destino que se les acerca. Nunca conocí a nadie que se rebelase por su cruel final.
Para mí siempre ha sido un misterior esa profunda mirada, como pozo sin fondo, y esa entrega física que me hacen, a la que yo siento no poder corresponder en igual medida. Son días de frustración y dudas los que me llegan en los días siguientes a su muerte.

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